Nuestra espiritualidad proviene principalmente de los Ejercicios Espirituales.
Estos son el fruto de la conversión que vivió San Ignacio de Loyola por medio de la oración y la sistematización de su experiencia. A través de este itinerario espiritual, muchos hombres y mujeres en cinco siglos han aprendido a orientar su vida hacia Dios y a discernir su presencia en la vida cotidiana.
Los Ejercicios Espirituales son un medio privilegiado para descubrir el mejor camino para ser y servir en este mundo, según la realidad de cada uno.